Ya es evidente que durante este gobierno (de turno), la oligarquía tradicional de nuestro país pretenda dar por ejecutado las políticas que se emprendieron desde 1990 con el entonces presidente Cesar Gaviria y la apertura económica. En este momento a “Santos” le corresponde terminar la tarea con el “Plan Nacional de Desarrollo”, para implantar la lógica de la privatización neoliberal. Ahora y lo mismo que en el 92 con la ley 30, la educación debe responder a ese modelo, debe cubrir las necesidades del mercado, pero sólo en base al papel de mano de obra calificada y con ello la supresión del pensamiento crítico transformador, para convertir a la universidad pública en una empresa al beneficio del capital. De Frente a esta situación la constancia y la esencia crítica de la universidad está siendo atemorizada, silenciada y acallada para evitar que se pueda atrofiar aquel juego macabro. Para esto se sirven de mantener un lenguaje de la represión y violencia camuflado en el discurso demócrata, recurriendo en muchos casos a la persecución de todo aquel que se atreva a pensar en que algo anda mal, como el caso de profesores, estudiantes y trabajadores que mantienen su punto de vista transversal a las políticas oficiales, y que ahora son perseguidos y amenazados. Sin embargo, de ninguna manera podrán evitar que la lucha estudiantil pierda su razón de ser. nada valdrá mil amenazas, inútiles serán las persecuciones, y poco les servirán las expulsiones para mitigar la conciencia de un cambio, para eliminar el sentido transformador de una sociedad. Mientras exista la esperanza, mientras continuemos con vida, emprenderemos una lucha que se renueva en cada instante, y se enciende así como la brasa acrecientan las llamas frente a las arremetidas de esta muestra reaccionaria de violencia institucionalizada que ha emprendido el concejo académico respondiendo a los intereses de la clase gobernante que utiliza como escudo la retórica de una moralidad ficticia, para persuadir al miedo y al silencio como única vía a la “prosperidad”, y a la deformada “democracia”, que vulnera, intimida y señala a la rabia como absurda violencia. Es por esto, compañer@, maestr@ y trabajador(a), que debemos emprender ante estas embestidas, la Justa Rebeldía expresándola desde todos sus puntos, frente a esta violencia reaccionaria, la acción revolucionaria es necesaria. Ya es tiempo de “pintar la universidad de negro, de mulato, de obrero y de campesino”, venga esa mano compa que es hora de romper con los muros del silencio y dejar explotar nuestra Digna Rabia.
Juventudes del M-19:
Brigada Carlos Toledo Plata.
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